Amor de Dios
Para crear y sentir
Amor de Dios es ante todo una Escuela de Flamenco, pero, además, es símbolo y referente. Es creatividad y tradición.
Una Escuela conocida y respetada por los grandes flamencos del mundo.
Hablamos de un centro histórico y documental del Flamenco que podrás recorrer a través de una exposición permanente enclavada en la propia escuela.
En 1994, Amor de Dios echa raíces en la Calle Santa Isabel número cinco, tras haber sido desahuciada de un caserón en Antón Martín, después de treinta años haciendo crujir los suelos a base de taconeos. Actualmente mantiene esta ubicación, lo que es importante de valorar a la hora de escoger tu escuela ideal. Pues Amor de Dios se ubica en el corazón de Madrid, estando perfectamente comunicada con el resto de rincones de la ciudad.
Cada alumno es único y labra su propio caminoUna de las peculiaridades de Amor de Dios es que cada alumno es libre de tomar sus propias decisiones, probando diferentes clases de distintos niveles y situándose en el que más cómodo se sienta. Tanto si quieres especializarte en un palo, como si tu objetivo es iniciarte en las diferentes disciplinas del arte Flamenco, en Amor de Dios puedes hacerlo. “No existen dos personas iguales, por eso entendemos que no hay dos alumnos iguales”. Cada persona que asiste a la Escuela absorbe de una forma distinta y se sirve de los conocimientos de los profesores y el espacio según sus inquietudes artísticas. Se trata de un espacio creativo y libre, donde la premisa es compartir el arte y crecer. Curiosamente, de Amor de Dios no te llevas con un título oficial. Su legitimidad se traduce en la huella que muchos de sus alumnos han dejado para siempre en el Flamenco. Auténticos monstruos como Sara Baras, Belén Maya, Joaquín Cortés o Rafael Amargo, entre muchos otros.
Amor de Dios y el Flamenco son casi, un mismo concepto.Tampoco tienes que pagar una matrícula previa, la metodología que se practica en esta escuela tiene que ver con otro tipo de compromiso. El que cada alumno adquiere con el Flamenco en sí, la dedicación y la pasión que ponga en cada clase.